Esta
obra recalca mucho la nostalgia del autor, ya que echa de menos a su abuelo porque
lo recuerda con mucha profunda tristeza y menciona que somos del presente pero
que nuestras acciones nos hacen origen al pasado por nuestros antepasados, pero
eso nos debe motivar porque nunca debemos avergonzarnos por nuestras raíces; y
que eso debiera ser de orgullo de nuestros orígenes, y el autor suele como
soñar muy seguido a su abuelo y dice: “que nos rodeara por el resto de su
vida”.
Hay
que dejar huella en lo que realicemos, ya sea una profesión o un oficio muy
humilde, sino que se debe destacar la labor que cumplimos dentro de nuestras
funciones como ciudadanos y aportar mucho a la sociedad, tenemos que luchar por
la esencia que nos caracteriza como seres humanos auténticos e independientes.
Otra
cosa particular que me llama la atención es que el autor; hace hincapié a que
no somos eternos, que solo estamos por un tiempo determinado y que le demos
prioridad a nuestra vida, porque en un momento dejamos la existencia en este
mundo terrenal y después quedamos en la historia y el señor autor nos invita a
dejar legado en esta vida para que las futuras generaciones conozcan la
historia que nos distinguen por lo que hacemos por la comunidad en nuestro
tiempo de instancia en la vida.
Pero
a pesar de que no duramos toda la vida eso no significa que el mundo acaba,
sino que la vida transcurre normalmente lo que quiere decir que no se va a
detener por nada ni por nadie y eso nos convierte en seres pasajeros en esta
vida, pero tener en cuenta que somos únicos y que no va a ver otra persona
igual a uno. Por eso Eduardo cote Lamus hace la invitación a todos los lectores
de este asombroso poema a que dejemos marca como personas, como ese granito de
arena a la humanidad por el cual sea un factor importante a la humanidad y a la
vida misma.
Normalmente
la vida proporciona emociones buenas y malas en muchos momentos, pero lo que
verdaderamente importa es en explotar esos talentos que poseemos ya sea en la
escritura, matemáticas, deportes o en otra disciplina determinada pero que no
dejemos todos esos hábitos ya para cuando ya sea tarde: seamos ese tipo de
personas que aprovechan siempre su vida como si cada día fuera el ultimo día.
La
vida es un siempre tomar riesgos y lanzarse. Es creer en la propia capacidad y
no dejarse llevar por la corriente por la que todos van como dormidos.
Una
vida de éxito depende de nuestro equilibrio con nosotros y con el entorno. El
autoconocimiento es base para gobernar nuestra vida personal y profesional.
Vivimos arraigados a lo que se supone que debemos hacer, sin plantearnos lo que
verdaderamente nos hace feliz. Huimos de nosotros mismos porque es lo más fácil
o porque nadie nos ha enseñado a sentarnos diez minutos al día para serenar
mente y cuerpo.
La
fuerza de voluntad es la virtud que te inspira a hacer lo correcto en cada momento.
Cuando controlamos nuestra mente le hacemos ver que tenemos la voluntad de
controlar nuestras vidas.
Vivir
con disciplina es una forma de decirle a nuestra mente que mandamos sobre
nuestros actos. Muchas personas creen no tener fuerza de voluntad y culpan a
todo y a todos, salvo a ellos mismos, de esta aparente debilidad. Debemos
esforzarnos por realizar constantemente pequeños actos de coraje y regocijar
las pequeñas victorias, para alcanzar grandes retos y reforzar nuestra valía.
Hay
algo por lo general; que nos puede afectar y es la pérdida de un familiar en
nuestra vida. Y eso tal vez nos pueda a llevar a una inspiración para realizar
un escrito sobre ese ser querido que con su partida nos deja un vacío gigante
en nuestros corazones.
Y
por eso el autor nos deja una reflexión muy importante y es aprovechar al
máximo la vida porque la misma vida da muchos giros al 180 y uno sin saber si
de verdad dejamos nuestro granito de arena en nuestros quehaceres en la vida
cotidiana en nuestro entorno.
Según
Mayo clinic. (2017). duelo complicado .17 de octubre” Perder a un ser querido
es una de las experiencias más angustiosas y, desafortunadamente, frecuentes
que enfrentan las personas. La mayoría de las personas que padecen una
aflicción y un duelo normal atraviesan un período de dolor, aturdimiento, e
incluso culpa e ira. Gradualmente estos sentimientos se alivian, y es posible
aceptar la pérdida y seguir adelante”.
Para
algunas personas, los sentimientos de pérdida son debilitantes y no mejoran,
incluso con el paso del tiempo. Esto se conoce como duelo complicado, a veces
llamado «trastorno por duelo complejo persistente». En duelos complicados, las
emociones dolorosas duran tanto y son tan intensas que te resulta difícil
recuperarte de la pérdida y continuar con tu propia vida.
Cada
persona tiene su propia forma de afrontar la experiencia del duelo. El orden y
la duración de estas etapas pueden variar según la persona:
1. Aceptar la realidad de tu pérdida.
2. Permitirte sentir el dolor de tu
pérdida.
3. Adaptarte a una nueva realidad en la
cual la persona fallecida ya no está presente.
4. Tener otras relaciones.
Estas
diferencias son normales. Sin embargo, si no logras superar estas etapas en más
de un año después de la muerte de un ser querido, puedes atravesar un duelo
complicado. En tal caso, busca un tratamiento. Este puede ayudarte a asumir tu
pérdida y a recuperar un sentido de paz y aceptación.
Durante
los primeros meses después de una pérdida, muchos signos y síntomas del duelo
normal son los mismos que los del duelo complicado. Sin embargo, mientras que
los síntomas del duelo normal comienzan a desaparecer gradualmente, aquellos
síntomas del duelo complicado persisten o empeoran. El duelo complicado es como
estar en un estado de aflicción constante e intensificado que no te permite
recuperarte.
Los
síntomas son los siguientes a causa del deceso de un familiar, según fuentes
expertas en psicología: Tristeza profunda, dolor y pensamientos constantes
acerca de la pérdida del ser querido.
Falta
de concentración en cuestiones que no sean la muerte del ser querido.
Atención
extrema a los recuerdos del ser amado o la anulación excesiva de los recuerdos.
Deseo
o añoranza intensos y persistentes por el difunto.
Problemas
para aceptar la muerte.
Entumecimiento
o distanciamiento.
Resentimiento
por la pérdida.
Sentimiento
de que la vida no tiene sentido ni propósito.
Falta
de confianza en otros.
Incapacidad
para disfrutar la vida o para recordar las experiencias positivas vividas junto
con tu ser querido.
A
pesar de que la soledad nos pegue duro, hay que saber y averiguar la manera de
como dejar huella o marcas positivas a las personas que nos rodean, para que no
terminemos en el olvido y dejar algo bueno y significativo en las personas y en
la comunidad e inspirar a otros a ser mejores y superar los miedos, las
barreras, del que dirán y ser auténticos en lo que hacen y gusten hacer y con
esto concluyo este escrito.
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